lunes, 28 de junio de 2010

Las catástrofes naturales y la mediatización
La mediatización implica el movimiento del significado de un texto a otro, de un discurso a otro, de un acontecimiento a otro. Implica transformaciones constantes de los significados, tanto en gran escala como en pequeña, significativa e insignificante, a medida que los textos mediáticos y los textos sobre los medios circulan por escrito, en el habla y en formas audiovisuales, y nosotros, individual y colectivamente, directa e indirectamente, contribuimos a su producción.
En las catástrofes naturales lo mediático tiene gran influencia. Según como la tomen los diferentes medios de comunicaciones, va a tener mayor o menor trascendencia en los receptores de la información, que somos nosotros. Por eso la mediatización implica el trabajo de instituciones, grupos y tecnologías. Son productos de las ideologías y narrativas de los programas noticiosos. Un ejemplo relacionado con las catástrofes naturales puede ser cuando los distintos noticieros crean cierto pánico en la sociedad sobre tornados, terremotos, tormentas o diferentes fenómenos meteorológicos. Aumentando la magnitud de los sucesos para lograr mayor interés de los televidentes.

La mediatización es menos que la traducción justamente en la medida en que se trata del producto de un trabajo institucional y técnico con palabras e imágenes, también, del producto de un compromiso con los significados informes de sucesos o fantasías.


La mediatización es como la traducción, según concibe Steiner a esta: nunca completa, siempre transformada y jamás, tal vez, enteramente satisfactoria.



En la definición de una catástrofe natural...

¿Qué papel desempeña la mediatización?

En la actualidad, la mediatización es esencial y cada vez adquiere más relevancia. La comparación de dos avalanchas lo deja bastante claro: la de los Orres en los Alpes de Haute-Provence, el 24 de enero de 1998, durante la cual 11 personas (nueve estudiantes de bachillerato y dos acompañantes) murieron en una excursión a las montañas; y, al año siguiente, la del glaciar de Tour, que destruyó casas y en la que murieron 12 personas entre los habitantes del valle y los turistas.

Aparentemente, estas dos catástrofes son comparables; sin embargo, el tratamiento mediático que se dio a ambas fue totalmente diferente. Con la avalancha de 1998 se realizaron varios centenares de reportajes, incluso se utilizó un vocabulario específico: se habló de “la catástrofe” de los Orres. En el caso del glaciar de Tour, hubo mucho menos cubrimiento de los medios, durante un período mucho más breve y todos aludiendo simplemente a “la avalancha” destructora.


¿Qué explica esta diferencia de tratamiento?

¿El hecho de que hubiera niños entre las víctimas de los Orres?

No. También murieron cuatro niños en la avalancha de Tour. Lo que a mi juicio resulta decisivo es la búsqueda de responsabilidades. En el caso de los Orres, fue posible señalar al guía que llevó a los niños y al que no tardaron en condenar.

Respecto de la avalancha de Tour, las responsabilidades son más difusas: podrían ser de los servicios administrativos y técnicos que autorizaron construir en ese lugar... Por su manera de tratar los temas, los medios de comunicación participan en la recordación o en el olvido de los acontecimientos catastróficos.



Matías Julián González

No hay comentarios:

Publicar un comentario